Oia rinde tributo a Don Antonio por seis décadas de entrega pastoral en Loureza y Burgueira

La comunidad de Oia ha rendido este fin de semana un sentido y cálido homenaje a Don Antonio Estévez, quien se retira como párroco de las parroquias de Loureza y Burgueira tras 60 años de servicio ininterrumpido. El acto reunió a 260 personas en una comida-homenaje celebrada en la Casa da Sociedade de Burgueira, donde vecinos y autoridades se unieron para despedir al que ha sido mucho más que un guía espiritual: un referente humano, solidario y cercano.

Don Antonio, que llegó a Loureza en 1964 tras su nombramiento como párroco, se trasladó más tarde a Burgueira, localidad en la que reside actualmente. Durante seis décadas, ha estado al frente de ambas parroquias con una entrega constante, destacando por su humanidad, generosidad y por brindar apoyo desinteresado a quien lo necesitaba.

Durante el acto, Don Antonio dirigió unas emocionantes palabras a los presentes:
“No sabéis lo feliz que soy. Mi vida ha sido siempre, en general, un rosario de buenas cosas. Pero, sobre todo, tres: mi familia, mis parroquias y mis amigos”, afirmó, cerrando su intervención con un sentido “os digo que os quiero a muerte”.

La alcaldesa de Oia, Cristina Correa, quiso también sumarse al reconocimiento, destacando la figura de Don Antonio como “un hombre excepcional, cuya humildad y generosidad han estado presentes en nuestra comunidad durante los últimos 60 años”. Añadió que su legado permanecerá vivo en Loureza y Burgueira: “Ha sido amigo, guía y pilar fundamental para todos nosotros”.

El evento estuvo amenizado por el cantante Antonio Barrios e incluyó momentos especialmente emotivos, como cuando los asistentes interpretaron la canción favorita del homenajeado, "Un beso y una flor" de Nino Bravo. Como muestra de gratitud, Don Antonio recibió una placa conmemorativa entregada por el Concello de Oia y las comunidades de montes de Burgueira y Loureza, así como un cáliz simbólico que representa su compromiso espiritual con la comunidad.

Con este homenaje, Oia cierra una etapa marcada por el cariño, el respeto y la entrega de un párroco que deja una huella imborrable.