Me emociona ver a los hijos de mis clientes ir a la universidad tras planificar el ahorro con sus padres

Banco Mediolanum acababa de aterrizar en Galicia y era la primera vez que oía hablar de asesoramiento financiero. ¿Cómo? ¿Un banco sin oficinas? Enseguida descubrió que se trataba de mucho más. Se trataba de acompañar al cliente en sus ilusiones y sus retos a lo largo de su vida. Se trataba de ayudar a las familias. Fue una idea que le enganchó desde el principio. Tanto que Ángeles Franco (A Guarda, 1976) cumple quince años como asesora de la entidad.

Seguro que con los años ha cambiado la perspectiva de las cosas, pero los inicios suelen ser duros...

Y lo fueron. Empezamos sin despacho. El más cercano estaba en Vigo, pero los clientes confiaban en nosotros. Tenían todos los servicios y, sobre todo, nos tenían a nosotros. Siempre los mismos, asesorándoles y acompañándoles.

Una confianza que se conquista a lo largo de mucho tiempo...

Hemos estado a las verdes y a las maduras. En Galicia salvamos a muchos clientes de las preferentes. Eso nos ayudó mucho a ganar credibilidad y confianza entre los ahorradores de la zona. Más tarde abrimos el despacho de A Guarda (en la calle Concepción Arenal, 101, 3.ª), aquí en el Baixo Miño, y eso nos permitió crecer de forma más rápida.

¿Es más fácil establecer una relación de cercanía en Galicia?

Es el mismo trato que damos en todas partes. Está en el ADN del banco desde sus inicios. Cuidamos el factor humano. Cada cliente tiene su propio Family Banker, su asesor financiero personalizado. Nos sentamos a escuchar sus necesidades, definimos sus objetivos vitales y profesionales. A partir de ahí, trazamos juntos una planificación financiera y las soluciones que más les convienen en cada momento, anticipándonos a cada nueva etapa de su vida.

Pero tendrán algún tipo de objetivo de ventas...

En quince años jamás he tenido una campaña de producto. No existen. Si un asesor te habla de producto en los primeros 10 minutos, no es un asesor, sino un vendedor. Nosotros somos un banco de relación. Cuando recomendamos una solución a largo plazo (a más de diez años), acompañamos al cliente en todo el recorrido y eso marca la diferencia. Desde que estoy en el banco, la mayoría de los directores de otras entidades han cambiado varias veces. Yo sigo siendo la misma.

¿Y dónde está la máxima satisfacción?

En ayudar a nuestros clientes a alcanzar sus metas. Me emociona ver cómo los hijos de mis clientes van a la universidad gracias a la planificación que hemos hecho junto con sus padres. Los conozco desde niños y hoy están en la universidad y tienen su propia tarjeta.

Es, por lo tanto, una relación que va más allá del asesoramiento financiero...

Como todo el mundo, nuestros clientes tienen en cuenta la rentabilidad, pero lo que más valoran es la cultura financiera que les hemos transmitido durante estos años. Y, especialmente, ver cómo se van cumpliendo sus objetivos de ahorro, desde cambiar de coche y no tener que pedir financiación hasta disponer del dinero para los estudios de sus hijos.

Y en Galicia, como en otras partes de España, están en fase de crecimiento y buscan nuevos asesores financieros. ¿Qué piden a los aspirantes a Family Bankers?

Sobre todo, actitud empresarial, una clara orientación hacia el cliente y que tengan ganas de desarrollar un proyecto propio junto a una entidad innovadora. Siempre se valoran los conocimientos de finanzas, pero, en cualquier caso, la formación de Banco Mediolanum es constante y completa desde el principio. Yo misma pasé por el Concello de A Guarda y el mundo de los seguros antes de llegar a la entidad. Soy licenciada en Derecho, pero aquí lo he tenido todo para desarrollarme profesionalmente en estos quince años; la entidad me formó para las certificaciones de EFPA como el EIP -European Investment Practitioner (2007)- y el EFA -European Financial Advisor (2013)-. Además del asesoramiento, coordino el desarrollo de casi una treintena de profesionales en Galicia y realizo la selección de los nuevos asesores, a quienes ayudo a desarrollar su carrera. Otros compañeros se dedican única y exclusivamente a la atención de sus clientes.

Tras estos primeros quince años, ¿qué metas le quedan a Ángeles Franco?

Mi meta es el crecimiento y expansión territorial del banco, abrir nuevos despachos y formar a nuevos Family Bankers de todas las localidades gallegas para poder seguir asesorando a muchas familias directamente y a través de los Family Bankers que coordino.

Mi sueño es retirarme viendo a los clientes satisfechos y disfrutando de nuestra jubilación gracias a haber realizado una buena planificación.