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Eva González del Socorro

Periodista

La rebeldia: un sano estado de ánimo

Relatos cortos de Eva.

Relatos cortos de Eva.

Fecha: 26 de Enero de 2022

Fuente: María Eva González del Socorro

Tengo un hijo indignado. Y lo está con toda la razón del mundo. Su indignación está justificada, pensada, medida y la ha hecho pública como hombre de bien, como hombre de paz, de concordia, de conciencia.

Le he felicitado por estar tan bien informado, por preocuparse cada día de saber lo que ocurre en su país y atar hilos, sacando conclusiones que vienen a desvelar lo que se cuece en la alta sociedad política que debería gobernarnos.

Lo hace porque es consciente de la injusticia social que sufren la gran mayoría de los ciudadanos de este país y sus familias, puntuales en sus pagos a Hacienda (que somos todos).

Mi hijo indignado es un demócrata convencido y defiende esa idea. Es lo que le lleva a criticar y denunciar chanchullos y otras maniobras impropias de un país serio como deseamos que sea el nuestro.

Personas jóvenes y mayores con esta conciencia son necesarias para reconducir la sociedad, que corre el riesgo de llegar a considerar normales, asumibles y aceptables actuaciones y hechos que no lo son y que nunca lo serán, mientras el pueblo no lo permita.

Cuando le leo pienso ¿cuántas personas piensan como tú y como yo? No me dan las cuentas, porque son muchas.

En unos tiempos en los que prosigue la emergencia sanitaria del Covid, hay cosas que podrían hacerse mucho mejor, aplicando siempre el útil sentido común. Una de ellas, reducirse el gasto en salarios y otras percepciones que cobran nuestros diputados en el Congreso, senadores y demás personal adjunto, puesto a dedo.

Hay que dar ejemplo, amables lectores de Infomiño. Tenemos que apretarnos el cinturón, pero comenzando por los de arriba, que están demostrando cada día su incapacidad para contribuir a sacar del foso al país.

¡Vaya! Estoy realmente indignada. Perdonen si les ha molestado mi encrespamiento en esta redacción.
Buenas tardes.

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